Mucho tiempo mantuve un pensamiento como fundamento principal ante cualquier circunstancia o situación en mi vida.
Sin este fundamento o elemento, no veía sentido o propósito en las cosas.
Hablo de la “Valentía”.
Creo que la mayoría de personas pensamos que la valentía se trata de atreverse a hacer algo. Y sí, es cierto.
Creemos que ser valiente es no tener miedo, es arriesgarse a hacer algo que sabemos que necesitaremos fuerzas, coraje, impulso, “carácter”, “sabiduría” ... entre muchas cosas. Que ser valiente consiste en esforzarse por alcanzar algo que anhelamos, que creemos que necesitamos, que nos hace falta...
Y no estoy diciendo que todo esto no sea cierto, pero yo creo que, la valentía no es lo que parece.
Para ser valiente se necesita algo más que fuerzas.
Se necesita ser sincero.
Cuando somos valientes, la mayor parte del tiempo, es porque siempre estamos pensando en nosotros mismos: Ser valientes para ir, para decir, para hacer, para pensar… con el fin de obtener algo. La valentía a veces puede ser muy ruda con los resultados de ella misma. Al final, no siempre obtenemos lo que queríamos, lo que esperábamos o las cosas nunca terminan siendo como “deberían”, porque quizás nunca tuvieron que pasar.
Otras veces sí, la suerte parece estar de nuestro lado y estamos felices con el resultado de “ser valientes”.
Todo esto pasa por que estamos ahí, presionando, empujando todas las cosas existentes o hasta las no existentes, para poder lograr nuestro objetivo, sea el correcto o no.
Valentía no es decir “SÍ” a todo. No es exponerse completamente por algo que creemos merecer, que creemos que debemos poseer, que “nos conviene”, que realmente “queremos” …
Valentía, es aceptar que tus condiciones son diferentes a lo que tu corazón anhela (porque tu corazón también se equivoca). Es reconocer que muchas veces estás en un lugar que no está hecho para vos y que nunca lo estará. En ese caso, debes moverte.
Ser valiente es decir que NO sos lo suficientemente fuerte para tener aquello o para tomar responsabilidad de lo otro (cuando sea necesario).
Vivimos con esa idea errónea de que hemos sido tan valientes, que no es justo lo que ahora nos está pasando. Que cuando todo va mal, no debería ser ese el resultado, si nos hemos atrevido lo suficiente por conseguir aquello que creemos necesitar.
Pero realmente, lo único que pasa aquí, se llaman consecuencias de no tener el valor de ser sincero y actuar consciente a nuestra realidad. Que hemos sido lo suficientemente cobardes por no tener el valor de aceptar, de detenerse, de negarse, de renunciar y no reconocer que al hacer esto, estás diciéndote “SI”, también.
La valentía se trata de escuchar tu miedo, de llegar a un acuerdo con él, verle sus pros y sus contras, de darle la razón en lo que te dice cuando algo no es para vos y en corregirlo también cuando no la tenga.
Y pienso que es ese el secreto del verdadero significado de valentía.
Sí, somos capaces.
He sido tan cobarde en darme todo lo que anhelo, porque no puedo decirme NO. Pero ahora, quiero ser valiente en aceptar y abrazar el miedo que se asocia con mi razón, con mi sinceridad y hasta con mi corazón.
Seamos valientes para ser miedosos, miedosos a consciencia.
El miedo correcto siempre te dará un resultado fructífero, te traerá aquello que te beneficie y a través de eso, beneficies a tu entorno. Sólo tenes que estar muy receptivo, dispuesto, disponible y consciente.
Comments